La persona que vive con VIH tienda a aislarse y a evitar las relaciones sentimentales por miedo al rechazo, asumiendo que pasarán solas el resto de su vida o desechando la posibilidad de una relación con una persona de distinto estado serológico. La idea de transmitir el VIH a una pareja resulta tan aterradora que muchas personas deciden dejar de lado su vida sentimental y/o sexual.
El amor y el VIH: nada que temer!
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