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Relato: El olor de sus Calzoncillos

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Aquel viernes, al terminar el trabajo decidí irme a mi casa de la sierra, es un pequeño refugio al que acudo algunos fines de semana para estar solo y relajarme. Está perdido en medio del bosque, y la casa más cercana está a unos 15 kms.

Agarré el coche y me fui con ganas de descansar y poder relajarme ya que la semana había sido bastante agotadora.

Llegué sobre las 19 h., bajé mis trastos del coche, encendí la chimenea, conecté el gas , el agua y la luz, y me tumbé en el sofá mientras escuchaba un poco de música clásica.

Estaba medio dormido cuando de repente, se levantó una tormenta. El agua empezó a caer, y los rayos y relámpagos hicieron su aparición, Parecía que iba a ser un fin de semana pasado por agua, pero a mí estas tormentas en la sierra me gustan, así que me serví un vaso de whisky con hielo y abrí bien las cortinas para disfrutar del espectáculo de la tormenta.

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Serían las 21 h. cuando me pareció ver la luz de una linterna a lo lejos, me acerqué bien a la ventana para poder ver, si realmente era lo que me parecía o simplemente era una ilusión. Efectivamente era la luz de una linterna, alguien se estaba aproximando hacia mi casa, así que salí al porche y grité:

¿Hay alguien ahí
Sí, soy yo, Joaquín.

Joaquín era un guardabosques que de vez en cuando había cruzado unas palabras conmigo, era un hombre de unos 39 años, moreno, con barba, algo regordete. Cuando llegó hasta el porche venía todo empapado.

Hola, perdona que te moleste, me cogió la tormenta y mi moto se estropeó, menos mal que vi el humo de tu chimenea, por eso me dirigí hasta aquí.
Pasa por favor – le dije.
Buff, menos mal que estabas tú, sino me hubiera tocado ir hasta el refugio.
No pasa nada. ¿Cuanto tiempo llevas por ahí fuera? le pregunté
Estoy por aquí desde hace una semana, estaba viviendo en el refugio, pero la moto se me estropeó el martes. He intentado arreglarla pero nada.
Por favor pasa, quítate la ropa, cámbiate o pillarás una pulmonía.
Gracias.

Yo fui a la habitación y le baje ropa seca a Joaquín, le di una toalla, para que se secara y le ofrecí un whisky para que entrara en calor.

El se fue desnudando, y pude ver su cuerpo velludo, era fuerte y hermoso, se puso la toalla en la cintura y se quitó los calzoncillos, dejó la ropa cerca del fuego para que se fuera secando, entonces fue cuando me fije en los calzoncillos, estaban bastante sucios, con manchas de orina y semen. Él se dio cuenta que los estaba mirando y me dijo:

Perdona, están sucios, es que subí pensando que tenía otros en el refugio y no me he podido cambiar en toda la semana.
No pasa nada, tranquilo, ponte estos míos. Voy a preparar algo de cenar, mientras te secas y entras en calor. Parece que esta noche te tendrás que quedar aquí.
Sí, creo que tenemos tormenta para un rato. Gracias, eres muy amable.

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Preparé la cena, pero mi mente estaba en esos calzoncillos, siempre me han atraído mucho los calzoncillos sucios, y aquellos estaban realmente sucios, por eso mi polla se empalmó con bastante rapidez.

Preparé una pizza y una ensalada, y nos pusimos a cenar, Joaquín se había puesto un chandal mío que le dejé. Mientras cenábamos, mi mirada de vez en cuando se iba hacia sus calzoncillos. Hablamos de todo un poco, de su trabajo en el monte, de su familia, me dijo que vivía solo en el pueblo, aunque casi nunca estaba en casa, ya que se pasaba la mayor parte del tiempo en el monte.

Entonces le pregunté por el sexo, el se sonrojó un poco y me dijo que hacía tiempo que no tenía relaciones sexuales, que recurría a las pajas cuando se sentía necesitado, porque a él las mujeres no le iban mucho, y además en el pueblo no había mucha gente y todos eran mayores.

Fue entonces cuando él me dijo:

¿Y tú, tienes muchas relaciones sexuales?
Bueno, la verdad es que a mi tampoco me van mucho las mujeres, pero en la ciudad siempre se puede encontrar a alguien con quien pasarlo bien.
Pero a veces has subido con mujeres aquí- me dijo.
Sí, pero era para acabar algún trabajo
Yo pensaba que las subías aquí para follar
No, ya te dije que no me van mucho
Ahora entiendo,…
¿El qué?
Como mirabas mis calzoncillos y como te empalmaste al hacerlo
¿Te diste cuenta?

Vaya, creí que había pasado desapercibido. Yo es que soy algo fetichista, y unos calzoncillos como los tuyos bastante usados, bufff, me ponen que no veas.
¿Quieres olerlos?
Pues estoy desando hacerlo
¿A qué esperas?

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Me levanté agarré los calzoncillos, me los llevé a la nariz y dejé que el olor penetrante que desprendían entrara en mi nariz. Era un olor fuerte, una mezcla entre orina, semen y sudor. Era delicioso.

¿Te gusta?. dijo Joaquín
Me encanta – contesté
Si quieres puedes oler el origen de es olor
Me encantaría- dije

Joaquín se levantó, se quitó el pantalón del chandal y los calzoncillos que le dejé y se quedó desnudo de cintura para abajo. Tenía una polla incircuncisa de unos 16 cm. Bastante gruesa y con una mata de pelo extraordinaria. Sus huevos eran grandes y colgaban. Cerré las persianas y las cortinas. Él se sentó en el sillón, yo me acerqué, me arrodillé y empecé a oler aquellos huevos y aquella polla. Era algo fantástico. Quería probar aquello, así que mi lengua empezó a lamer aquellos huevos, era exquisito su sabor, lamia entre las ingles, subí por la polla llegué al capullo y con mis labios bajé el prepucio metiendo mi lengua debajo del capullo saboreando restos de requesón, fascinante, empecé a lamer aquel capullo como si de un helado se tratase, Joaquín cerró los ojos y emitía pequeños gemidos de placer. Yo chupaba y chupaba aquella polla que empezaba a sacar el precum tan deseado a borbotones, era salado y denso, me encantaba, el capullo se hinchó de pronto y mi garganta se lleno de una leche espesa, Joaquín se había corrido dentro de mi boca. Yo me tragué todo.

Lo siento, no pude evitarlo – dijo Joaquín
No lo sientas ha sido fabuloso.
Quiero recompensarte, ¿qué puedo hacer? – me dijo
¿Quieres chupar tú?
Nunca lo he hecho, no sé si sabré
Alguna vez tiene que ser la primera
Vamos a ello.

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Nos quitamos la ropa y nos quedamos desnudos. Joaquín se asustó un poco al ver mi polla, mide unos 18 cm, es cabezona, y bastante gruesa. Joaquín empezó a lamer mis huevos, lo hacía despacio y eso me ponía a 100, después subió introdujo el capullo entre sus labios y empezó a besarlo, poco a poco, se lo introdujo y su lengua empezó a dar golpecitos sobre mi frenillo, yo estaba disfrutando de lo lindo y apunto de correrme, se lo dije, pero el siguió y siguió hasta que me vine en su garganta, el chupo y chupo recogiendo todo el semen, al acabar me dijo.

¿Lo he hecho bien?
Lo has hecho magnifico, acércate quiero besarte

Joaquín se acercó y nos empezamos a besar, nuestras lenguas jugaban, y nuestras manos acariciaban el cuerpo del otro. Pronto nuestras pollas estaban otra vez preparadas para seguir adelante.

¿Quiero que me des por culo? – me dijo Joaquín
Te haré daño- le dije yo
Tranquilo, ya me han dado varias veces y sé lo que es, de pequeño mi padre me metía su enrome polla en mi culo.
Lo siento, no sabía que habías sido violado por tu padre
No pasa nada, por eso nunca estuve con nadie mas, recordaba, el dolor
Entiendo, pero, ¿si hoy te duele?
Tranquilo, hoy me has hecho disfrutar y quiero probarlo de nuevo contigo

Entonces le pedí que se diera la vuelta, y empecé a lamer su culo, era un culo peludo, hermoso, con un olor magnifico, mi lengua empezó por lamer sus pelos y poco a poco fue entrando en su ojete, El ano era amplio, metí fácilmente un dedo y después dos, se abrió fácilmente. Le dije entonces ven aquí vamos a la alfombra. Me tumbé y le dije siéntate sobre mi polla, quiero ver tu cara y que te corras sobre mí. Joaquín se sentó y poco a poco mi polla se abrió camino entre su culo, su cara mostraba dolor, yo quise parar, pero él me lo impidió y de dejó caer de golpe. Había entrado toda. Empezó a moverse haciendo círculos, al principio lo hacía despacio, pero de pronto empezó a hacerlo mas rápido, su cara ya no era de dolor, era de placer, yo estaba a punto de correrme y se lo dije, y él me miro me dijo;

Yo también

No pude más y mi polla estalló en una corrida fenomenal, mientras que su leche salió disparada llenando mi pecho y llegando incluso hasta mis labios, Los dos nos quedamos exhaustos. El se agachó, lamió el semen que había en mis labios y sin sacar mi polla de su culo me besó. Estuvimos así un poco hasta que mi polla salió y le dije:

Pon tu culo cerca de mi cara, ¿quiero volverlo a limpiar?

Mi lengua de nuevo limpio su raja que desprendía restos de mi semen. Y nos volvimos a besar. Entonces yo le dije:

Joaquín, ¿quieres metérmela tú?
¿Estás seguro?- dijo él
Sí, lo deseo
¿Y si te hago daño?
Tranquilo, primero quiero que hagas como yo hice, lames mi culo, metes un dedo, luego dos.
¿Lamer tu culo?
Sí, ¿te da asco?
No, no es eso pero…
Espera, ¿qué te gusta más, la nata o la miel?
La miel

Fui a la cocina y traje un tarro de miel, le dije a Joaquín:

Echa un poco de miel en mi culo
Buff, esto va a ser divertido

Yo me tumbé boca abajo, y él cogió el tarro de miel y me puso miel en el ano, entonces, empezó a lamer y lamer. Puso mas miel y volvió a lamer, yo estaba disfrutando. De pronto chupo uno de sus dedos y lo fue introduciendo en mi ano, lo movía en círculo, luego volvió a chupar esta vez dos dedos y lo volvió a introducir, hasta que de repente empecé a sentir como su polla se iba haciendo camino y entraba suavemente en mi culo. Empezó a bombear despacio mientras sujetaba mi polla. De repente empezó con unas embestidas cada vez mas fuertes hasta que se vino dentro yo me quedé con ganas de volverme a correr, sacó su polla chorreando leche todavía, puso miel encima y me la acerco a la cara. Yo empecé a mamarla a la vez que él me pajeaba y me corrí sobre su mano. Él agarró la miel y la mezcló con mi leche y los dos lamimos aquella mano a la vez que nos besábamos.

La tormenta había parado, pero yo le dije a Joaquín, – vamos a ducharnos y después a dormir.

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