El Cuckold es un tema que particularmente me encanta. Yo lo consideraría dentro de los juegos de roles. Es la típica situación de que otro tío “mejor” se acuesta con tu pareja. Evidentemente aquí puede ser los sexos variables depende de la tipología de pareja que sea, y como quieren que sea el corneador. Yo soy bisex asique no tengo ningún problema en adaptarme a una pareja HH hombre hombre, MH mujer hombre o MM mujer mujer.  

El cuckolding (cornudo, en inglés) es una variante más de los tan conocidos fetichismos y cada vez son más las parejas que disfrutan de esta práctica. A estos chicos (los cuckolds) les gusta ver o imaginar a su mujer/hombre teniendo sexo con otros, saber todo lo que hacen y cómo lo han disfrutado más.

Su práctica se ha popularizado tanto que en los últimos años las búsquedas en Google se han duplicado. Los expertos aún no han podido definir cuáles son los motivos que hay detrás de este fetiche que incita a las parejas a indagar en aquello que normalmente haría doler el corazón.

Existe teorías que hablan de una bisexualidad reprimida, mientras que otras dicen que estas personas se sienten orgullosas de tener a su lado a alguien libre, sexualmente hablando.

Hay algunos especialistas que consideran que esta excitación puede venir simplemente de algo que está mal visto por la sociedad. O sea, para la mayoría ver a la pareja con otro resultaría humillante, pero para los cuckolds, es esta “humillación” la que resulta tremendamente erótica.

De hecho, una investigación publicada por Biology Letters, señala que los hombres fabrican un semen de mayor calidad cuando consideran que compiten con otros y que eyaculan tres veces más esperma activo cuando ven a varios hombres teniendo sexo con una misma mujer.

Una nueva forma de humillación

Si ser un cornudo es una forma de sadomasoquismo, debemos entender que el placer se obtiene de ser humillado. Como recordaba uno de los reportajes más completos sobre el tema, publicado en la revista ‘Playboy’ por el experto en sexología Justin Lehmiller, en muchos casos estos “cornudos” desean que los hombres que se van a acostar con sus parejas tengan penes mucho más grandes que los suyos.

Enmascarando la bisexualidad

Una de las primeras cosas que se les pasa a algunos por la cabeza para explicarlo: ¿y si contemplar a tu pareja hacer el amor con otro hombre no fuese otra cosa que un subterfugio para ver a otro hombre haciendo el amor sin tener que replantearse la propia sexualidad? Ley afirma que más de la mitad de hombres entrevistados admitió que sus impulsos bisexuales eran importantes a la hora de apostar por esta fantasía. En ese caso, la duda puede resolverse atendiendo a en qué se centra el hombre que observa: ¿en su mujer, siendo penetrada por otro varón, o en este… en cuyo caso puede sentir una atracción hacia él o, también, convertirse en un agente vicario para su propia pasión?

¿Qué opinás de esta tendencia?.